El amor es un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, es por tanto una emoción básica que todos los mamíferos desarrollamos y debemos sentir libremente.
El amor es una virtud que representa todo el afecto, la bondad y la compasión, para ello tanto los perros como nosotros dirigimos estas acciones hacia nosotros mismos (autoéstima, afecto) o hacia los demás (compasión, afecto, amor que le damos a otra persona o perro, altruismo...)
El afecto es una necesidad de todos los animales sociales, ya que se refiere al trabajo que un organismo realiza en beneficio de otro. En la evolución de las especies sociales hacia grados más complejos de estructura social, aparecen nuevos comportamientos que tienen como función mantener la estructura social de la especie. En la especie humana aparecen normas, valores, rituales y señales afectivas cuya función es el mantenimiento de la estructura social del grupo y esto es algo que trasmitimos a los lobos ya en su momento cuando los domesticamos y que hoy en día comparten nuestros perros con nosotros.
Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente poderosas, llegando con frecuencia a ser irresistibles. El amor en sus diversas formas actúa como importante facilitador de las relaciones interpersonales.
Las señales afectivas, en particular, se expresan en un amplio repertorio de gestos, cuya función es garantizar la disponibilidad afectiva de quien las emite con respecto al receptor. La sonrisa, el abrazo , el saludo cordial, las señales de aceptación, las promesas de apoyo, etc., sirven para comprometer a quien las emite y constituyen una fuente de afecto potencial para el receptor.
Un animal social como lo somos nosotros y perros, no sólo necesitamos el apoyo de nuestros congéneres en el presente, sino que, también, necesitamos tener alguna seguridad de que este apoyo se mantendrá en el futuro. La función de las señales afectivas reside en satisfacer esta necesidad. Cuando una persona sonríe a su perro le está transmitiendo la confianza de que puede contar con ella en el futuro, que es y será reconocido como miembro de su grupo y que, por tanto, está dispuesta a proporcionarle afecto cuando lo pueda necesitar. El resultado es que el perro que recibe la sonrisa experimenta una emoción positiva.
El amor es una emoción que hay que expresar en el mismo momento que la sentimos y siempre bajo un contexto adecuado, por ejemplo, si queremos abrazar a nuestro perro lo haremos en un momento en el que el perro este en un estado adecuado y sereno, de lo contrario podríamos fomentar o incentivar un mal comportamiento.
Si no compartimos amor con nuestros perros puede haber muchas consecuencias, algunas de ellas por ejemplo:
- Todos los mamíferos necesitamos amor para sobrevivir y lo necesitamos desde los primeros días de nuestra vida. Desde que nacemos y durante toda nuestra vida necesitamos se abrazados, acariciados y sentirnos que amamos y que nos aman.
- Cuando un perro no tiene amor en su vida puede incluso hasta enfermar mental física y espiritualmente, y, en casos extremos incluso mueren.
- Hay indicios de que la necesidad de amor es tan universal que se aplica también al reino vegetal. Estudios realizados demostraron que las plantas reaccionan y crecen mejor cuando se les dice continuamente palabras cariñosas.
- La necesidad de amor no disminuye a medida que nos vamos haciendo adultos. El amor nos dice que somos valiosos. Nos alimenta la autoestima y la confianza en nosotros mismos. Cuando sabemos que somos amados, podemos superarnos, ascender. Si sospechamos que no somos amados, nos desmoronamos.
- El amor aumenta la autoestima.
- El no recibir suficiente amor origina sufrimiento. Con bastante frecuencia la falta de amor provoca comportamiento agresividad en el perro, estres, ansiedad y depresión.
Afecto
Publicado el Domingo, 17 Noviembre 2013 16:48 en la web de Orlando Eijo.
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